
Martes 6 de septiembre de 2016
Martes 6 de septiembre de 2016
Felice Beato retrató la faceta más íntima de la vida japonesa. Geishas, samuráis y tatuajes en la segunda mitad del siglo XIX, fueron su principal foco de atención
Es difícil armar la vida del fotógrafo Felice Beato si queremos contar su historia. Sabemos que nació en 1833 - o 1834 - en la Isla de Corfu, que por aquel entonces pertenecia al Imperio Británico, pero anteriormente formó parte de Venecia y actualmente es territorio griego; es quizás esta la explicación de porqué los padres de Felice eran italianos
A sus 17 años compró su primer y única cámara en París, con la cual jamás imaginó que sería uno de los pioneros del fotoperiodismo. 10 años más tarde se estableció en Japón, pero gracias a que la isla vivía una década muy intensa, comenzó a viajar por el Mediterráneo: Constantinopla, Malta y Grecia fueron sus destinos para luego convertirse en uno de los primeros reporteros de guerra al ir a cubrir la Guerra de Crimea. Continuó su periplo por la Rebelión India y la Segunda Guerra del Opio
En 1863 llegó a Japón nuevamente, donde fue profesor y fotógrafo costumbrista. Primero abrió un estudio con Charles Wirgman, un ilustrador que llevaba dos años trabajando en Yokohama. Cuando se separó de él tres años después comenzó con el suyo propio, Beato & Co. Photographers y este fue el resultado:
Beato coloreaba sus fotografías a mano para darle un toque único y más realista
Retrató a Samurais y Geishas
El arte del tatuaje japonés en hombres y mujeres
También su vida cotidiana
En 1866 un incendio arrasó gran parte de la ciudad de Yokohama. Beato perdió su estudio y gran parte de sus negativos. Vivió una época de transición en Japón, la época de la Restauración Meijí, en la que el país nipón se abría mientras el fotógrafo tenía la opción de capturar el proceso con su cámara.
El 1896 vendió todo y se marchó a Birmania. Un diario japonés dijo que se había arruinado en el mercado de la plata de Yokohama. Supuestamente murió
Este es el único retrato de Felice Beato, uno de los primeros fotoperiodistas de la historia